Recientemente, el tema de seguridad y autoestima se escucha mucho más frecuentemente. Por lo general, el tema de la seguridad física en nuestra vida diaria es muy relevante. Las medidas que tomamos en el coche, en la escuela u oficina para evitar accidentes o saber cómo responder ante diferentes situaciones son parte de nuestro día a día.
Como resultado, nos ayuda a prevenir desastres. Pero, ¿por qué no le damos la misma importancia a lo que implicaría un elemento de protección a nuestra mente?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que 1 de cada 10 adolescentes en México se siente inferior a los demás. Esto se ve reflejado en que la tercera causa de muerte en jóvenes, es el suicidio.
Podemos considerar como un concepto equivalente al de seguridad, a la autoestima para proteger nuestra mente.
Antes que nada, la autoestima se considera como el valor que te das a ti mismo de acuerdo a tus atributos y capacidades. Probablemente, surjan ideas como ”Yo si me valoro” o “No necesito de alguien que me lo diga”. Pero a lo largo del día nos hacemos comentarios hirientes o hacemos caras al vernos al espejo. Hay muchas formas, que tal vez no tenemos tan conscientes, y que reflejan realmente la manera en que nos percibimos.
Un ejemplo muy común es cuando cometemos algún error aunque sea insignificante. Constantemente nos lo estamos recriminando y cada vez que lo traemos a colación, nos sentimos menos capaces.
Para comenzar a cuidar de nuestra seguridad psicológica podemos realizar algunos cambios que pudieran verse pequeños pero que generan una transformación significativa en la forma de valorarnos.
Para ello es necesario romper con algunos estereotipos y las expectativas sociales, ya que son una regla con la que nos medimos y comparamos. Valórate por quien eres, no te dejes definir por lo que los demás opinen de ti. Un ejercicio para ejercitar y mejorar tu autoestima es que cambies esos mensajes negativos que te dices, por unos positivos. Por ejemplo, cada vez que te veas al espejo puedes decirte una frase de cariño, verbalices algún atributo tanto físico, como intelectual. O si lo tuyo no es hablarlo, lo puedes escribir en una libreta, el chiste es que sea parte de tus hábitos diarios.
Recuerda que en realidad nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento.
En TQE, a través de la terapia en línea, te ayudamos a fomentar la seguridad en ti mismo, acércate a nosotros.