El divorcio se ha vuelto parte de nuestra sociedad.
Actualmente, cada vez es más común encontrar familias en esta condición. Sin embargo, a pesar de su normalidad, se siguen presentando un sin fin de problemas asociados a la forma en la que actuamos ante el divorcio. Entre ellas el poner a los hijos en una situación entre la espada y la pared.
Por lo general, los padres no saben cómo sobrellevar el tema,
tanto para ellos como para sus hijos.
En sí mismo, el divorcio no me parece que sea el gran problema,
sino la forma en la que se lleva a cabo.
Podemos encontrar dos tipos de actitudes frente al divorcio:
- Cuando los papás están sumamente preocupados y se sienten culpables, por lo que intentan compensar a los niños brindándoles todo lo materialmente posible.
- Cuando los papás están tan involucrados emocionalmente con el conflicto entre ellos, que se olvidan de lo que sucede con los hijos.
Claramente, ninguna de las opciones anteriores es la que ayudará a superar el divorcio en la familia.
En cualquiera de las posturas anteriores, los padres pueden poner a sus hijos literalmente, entre la espada y la pared. Es decir, entre escoger el lado de mamá o el de papá.
Y claro que cualquiera de las opciones, tendrá una consecuencia y un peso emocional fuerte en el niño.
Por lo general, esto no se hace de forma consciente o intencional. El problema es que, los padres están tan metidos en su tristeza, enojo o sed de venganza, que les es difícil notar las consecuencias emocionales que se generan en sus hijos.
¿Cómo cambiar esto?
Un mensaje muy claro que puede ayudarte a entender mejor esta situación es que, como adulto puedes divorciarte, separarte y desligarte de una persona; pero como hijo, tu madre seguirá siendo la misma, así como tu padre. Como padres, tendemos a buscar que los hijos sientan el mismo coraje que nosotros hacia uno de sus padres y para eso, les hacemos saber todo lo que sucedió en la relación de pareja; por lo que nos olvidamos por un momento que son nuestros hijos y que al hacer esto, los ponemos en esa posición incómoda entre su mamá y su papá.
Los niños generan una sensación fuerte de estrés, pues quieren a ambos padres
¿es necesario ponerlos bajo esa presión?
Esto depende del grado de consciencia y madurez que tenga la pareja para detectar esto a tiempo, dejar de lado su orgullo y ponerse en los zapatos de sus hijos, pues de esta manera podrán ver el gran daño por el que pueden estar pasando. Sé que resulta difícil y que no todos los divorcios son iguales, ya que influyen muchos factores, pero esta tendencia en lugar de beneficiar, perjudica una situación que por sí sola, ya es difícil.
Nadie nos enseña a ser padres
Por eso en ocasiones, puede ser de gran ayuda un consejo o asesoría por parte de alguien externo, que no esté involucrado en el problema de forma emocional, para poder brindar una perspectiva más objetiva de lo que sucede en la familia y qué aspectos trabajar.
Si requieres de apoyo emocional durante este proceso, en Te Queremos Escuchar nuestros especialistas pueden ayudarte.