Cada día es más común ver en las noticias y en redes sociales eventos violentos motivados por el odio racial, religioso o ideológico. Cuando se piensa en abordar una problemática, se requiere conocer su origen y otros factores involucrados. Es por ello que en este blog se te invita a la reflexión sobre esta la prevención de la violencia.
En el mes de agosto vimos actos de agresión como los sucedidos en la marcha entre supremacistas y antifascistas en Charlottsville, EUA. También fuimos testigos de ataques terroristas en Barcelona y Cambrils. Estos acontecimientos han generado reacciones de violencia y temor contra la comunidad musulmana como las manifestaciones islamofóbicas. Todo esto en sólo un mes.
Ser espectadora de estas conductas y consecuencias sociales me hizo reflexionar sobre las medidas preventivas que se están tomando y sobre su eficacia. Concluí que la intervención que se lleva a cabo no está dirigida hacia la base del problema, sólo actúa intentando frenar las consecuencias. Es como tratar la obesidad de un paciente únicamente con cirugía, sin ayudarlo a cambiar sus hábitos de alimentación y de actividad física.
El problema en realidad, no es el terrorismo o el narcotráfico, en el caso de nuestro país, sino el contexto en el que vivimos. Crecer en familias con violencia, vivir en la pobreza, en un entorno de indefensión, sin oportunidades de crecimiento y sin educación; nos hace sensibles a repetir esas conductas de agresión, nos mueve a ser intolerantes, a unirnos a grupos radicales o delincuenciales.
La mejor prevención contra la violencia es proveer oportunidades para una buena calidad de vida, lo cual es un trabajo constante. No son cambios que se puedan lograr de un día para otro, por lo que es una solución a largo plazo.
Pero seguir esperando, ¿cuántas muertes más nos van a costar? ¿Cuántos problemas más va a generar? ¿Cuántas marchas de odio contra odio van a pasar?
Aquí es donde entra la importancia de los servicios de salud mental de calidad y oportunos para toda la comunidad. Realmente creo que si las personas involucradas en estos eventos, hubieran tenido un tratamiento oportuno sobre los factores contextuales, podrían haber elaborado las dificultades de su vida y con ello haber actuado diferente.
Las acciones actuales para prevenir la delincuencia son necesarias, pero invertir en un sistema de salud mental y en campañas educativas pueden ser una solución encaminada a erradicar el problema de raíz.
Esto no sólo estaría actuando directamente en la violencia, sino en la calidad de vida de las personas, ayudándoles a estar saludables y a vivir mejor. Tal vez podríamos ver una disminución en el gasto de salud, menores índices de desempleo y de inseguridad, etc.
Conoce TQE y comienza a pensar en ti y decídete a empezar un cambio en tu vida, en tu familia, en tu comunidad y en tu país. ¡Toma terapia!