En un año podrías desear haber empezado hoy.
Dejar de fumar es uno de los propósitos más comunes, a pesar de las advertencias de lo dañino y el deseo de dejarlo, eso no es suficiente.
El 31 de mayo de cada año, la Organización Mundial de la Salud y sus asociados celebran el Día Mundial Sin Tabaco. El objetivo es mostrar los riesgos a la salud y proponer estrategias para disminuir el consumo.
Pensando que me lee una persona adulta:
Te has desarrollado emocional y físicamente; sabes que el cigarro no te quita los problemas, no te hace más sexy, ni más admirable. Reconoces que tener a tus amigos no depende de que fumes; pues estás consciente de que tienes problemas de salud: te duele el pecho, toses muy seguido, te arden los ojos… entonces ¿Por qué todavía fumas?
¿Por qué no puedo dejar de fumar?
A pesar de las advertencias de lo dañino de fumar y el deseo de dejarlo, eso no es suficiente para dejar el tabaco. Por una parte existe una adicción fisiológica a la nicotina, que después de dos semanas se puede superar. Sin embargo hay otra variable mucho más fuerte: el hábito, las razones de fumar son en gran medida psicológicas.
Fumar se convierte en un hábito debido a la práctica frecuente que termina haciéndose automática. Además, cada vez que fumas lo relacionas con actividades placenteras: fumas cuando tomas café, conduces, estás con tus amigos, o solo frente al mar; por tanto se refuerza el comportamiento de fumar.
Si comprendemos que fumar es una conducta aprendida, significa que puede ser modificada y controlada.
No existe una receta mágica para dejar de fumar, lo que es claro es que abandonarlo requiere esfuerzo que se traduce en tiempo y acciones comprometidas.
Ten en mente que quizá, el cigarro, es un placer para ti, pero está costando tu salud. En la medida que te comprometas y priorices tu salud, notarás los placeres de la vida que no te ponen en riesgo.