Este blog pretende ser una antítesis de la película “¡Sí, señor!” protagonizada por Jim Carrey, en la que su personaje aprende a intentar nuevos retos y cambiar su perspectiva de la vida por una más positiva. Sin embargo acá, te diremos de la importancia de decir ¡NO!
En este caso, me gustaría que nos enfoquemos en una de las habilidades sociales más importantes pero que a muchos de nosotros nos genera trabajo. Y es justamente el aprender a decir ¡NO! sin remordimientos ni juicios. Me parece que muchos compartimos esta necesidad y más en nuestra cultura donde es mal visto negarte ante los demás, pues se nos ha enseñado que debemos estar siempre a disposición de los otros.
Pero cuando esto implica poner tus propias necesidades o bienestar de lado, para cumplir con las exigencias sociales a largo plazo, nos puede traer consecuencias negativas.
Esto puede ser una de las razones por las que consideramos a personas de otras culturas como fríos o muy directos. Cuando en realidad lo que pasa, es que son mucho más asertivos que nosotros. La asertividad es considerar al otro sin dejar de lado tus propias necesidades, siendo que estas son igual de importantes.
La importancia de decir NO.
Es importante señalar que todas estas reglas sociales atienden a lo que llamamos “los deberías” que son reglas que finalmente se internalizan, sean lógicas o no. Por ejemplo: “deberías ayudar a los demás para ser una mejor persona“, pero si lo pensamos un poco más, no hay una constitución universal que diga que el valor de una persona aumente por ayudar a los demás.
Probablemente has pensado que al decir el innombrable “NO”, estás siendo injusto con el otro, o que eres un desconsiderado, mala persona, egoísta, etc. Y todo esto es resultado de esos “deberías”, pues para evitar esos pensamientos y los demás juicios sociales, terminamos accediendo a lo que nos piden a pesar de todo.
Pero, ¿qué sucede cuando siempre decimos que SÍ?
¿Me traerá más problemas decir que NO?
Probablemente no veamos las consecuencias de no poder decir que NO en un corto plazo. Por un lado porque es algo que socialmente es muy aplaudido y por el otro, porque nos hace sentir bondadosos. El problema es que con el tiempo hay un desgaste, una devaluación de nuestras propias necesidades y una sensación de ser utilizado.
No sé si sientas lo mismo, pero me parece que es molesto no poder decir NO, así que te propongo lo siguiente:
vamos a intentar tolerar el malestar que nos generan esas reglas, claro que con algunos cuidados para que seamos asertivos.
- Lo primero a cuidar es nuestro tono de voz al contestar y el tipo de palabras que usemos.
- Recuerda que no es necesario que inventes una excusa ya que eso te puede traer problemas.
- Mantente relajado pero no dejes de ser constante en la negativa, ya que muchas personas pueden ser insistentes y seguramente les será inusual que les digas NO pero es cuestión de acostumbrarse.
En ocasiones cuando comenzamos a desarrollar nuestra asertividad puede ser un proceso difícil, pues requiere de un cuestionamiento de muchas creencias que creíamos verdaderas e infalibles. Por eso, te recomiendo que te acerques a un profesional de la salud mental para poder adquirir este conjunto de herramientas, y puedas decir NO, sin sentir la menor culpa.