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El Mito Del Príncipe Azul

Lectura de: 3 minutos
¿Porqué Es Un Mito?

Autora: Dra. Diana Cover

Este es quizá el mito más común. Imaginamos que nuestro amado será un príncipe azul durante todo el tiempo que dure nuestro matrimonio o unión.  Nada está más lejos de la realidad.

Ese príncipe joven, envejecerá. Su carácter atento se volverá hosco y enojón en muchas ocasiones.  Su atlético cuerpo pasará la factura por ahí de los 50 años de edad si es que nunca hizo ejercicio y en general, la imagen física que nos llevó a enamorarnos, irá quedando muy en el olvido.

Conoce más sobre como desmitificarlo

En el aspecto emocional se va por el mismo camino.  Las galanterías se van olvidando, la desatención se hace presente, cuando no es llana confrontación. Y si pensamos en el ámbito social, quizá sea igual: ya no querrá acompañarnos con nuestra familia y menos conocer a nuestras nuevas amistades. 

No es que se trata de que hayamos comprado una oferta con error. Es que así nos pasa también a nosotras: nos volvemos más enojonas, menos tolerantes, y más proclives a la pelea. 

Es normal el cambio

Entonces, al casarnos, no imaginemos que vamos a vivir siempre con un príncipe azul. Y al divorciarnos, no nos victicemos de que no resultó lo que imaginábamos, pues la biología no deja de actuar conforme avanza nuestra edad. Además, lo que estamos viendo y no nos gusta es más producto de nuestra personal apreciación, que de una incuestionable realidad. 

Adáptate a ese cambio

A Fondo

Sobre el Mito del Príncipe Azul


El mito se basa en la idea del hombre perfecto, idealizado como alguien casi sobrenatural, cumple con los estándares del rol masculino en las películas románticas: es valiente, atractivo y está siempre listo para rescatar a la damisela en apuros de los peligros más temibles.

En sus inicios, surge de la expresión “sangre celestial” que se convirtió erróneamente en “sangre celeste” y luego popularmente en “sangre azul”, propagándose desde el español a otras lenguas europeas como el francés (“sang bleu”), italiano (“sangue blu”), portugués (“sangue azul”), rumano (“sânge albastru”), inglés (“blue blood”), alemán (“blaues blut”) y neerlandés (“blauw bloed”), entre otros. Este término se utiliza para denotar nobleza o aristocracia, aunque no hay evidencia clara sobre cuándo surgió la asociación del “Príncipe Azul” en los cuentos y quién fue el primero en asignarle ese color al protagonista.

Algunos historiadores sugieren que esta figura apareció por primera vez en el siglo XIX a partir de una leyenda rumana titulada “El Príncipe Azul de la Lágrima”, donde el color azul reflejaba su condición aristocrática y la creencia en la “sangre azul”.

Es importante destacar que el término “azul” para referirse a los príncipes de los cuentos es más común en español e italiano (“Príncipe Azzurro”), mientras que en la mayoría de los idiomas se le conoce como “El Príncipe Encantador” (“Prince Charming” en inglés, “Prince Charmant” en francés, etc.).

Un error de traducción del inglés al portugués y luego al español llevó a que en algunos cuentos se le conociera como “El Príncipe Encantado” en lugar de encantador, lo que también se ha popularizado de esta manera en nuestra lengua.

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