El 1ro y 2do de Noviembre son días dedicados a celebrar a nuestros seres queridos que han fallecido. Estas fechas representan a una de las tradiciones más icónicas en nuestra cultura, el Día de muertos.
En la actualidad se acostumbra a poner un altar con las cosas que le gustaba a la persona. No puede faltar el pan de muerto, la calaverita de azúcar, el cempasúchil y la fotografía de esa persona.
Esta celebración es muy atractiva para los extranjeros por el colorido, sin embargo, en realidad implica mucho más que comida y extravagancia. Estos rituales ayudan a procesar el duelo de la pérdida de esa persona especial de una forma sana.
Cuando pensamos en qué poner en el altar y le dedicamos tiempo, comenzamos con la aceptación de esta nueva condición en lugar de evitarlo, y procesamos el dolor.
Desde la perspectiva psicológica, podemos identificar que este tipo de tradiciones motivan el proceso de aceptación del duelo, la quinta y última etapa del duelo.
Esta tradición nos ayuda con nuestro proceso de duelo, pero eso no implica que dejemos de sentirnos tristes o que dejemos de añorar a esa persona…
sino que aceptamos que ya no está aquí y nuestras emociones.
Es una invitación a no ocultar el dolor y a hacerle frente al sentirnos acompañados por el ambiente y elementos de la época.
Incluir a los más pequeños en estos rituales en el día de muertos no sólo ayuda a que se mantengan las tradiciones. En TQE podemos ayudarte a comprender que la muerte es parte de la vida y a procesar el duelo de una forma sana, evitando problemas emocionales.